Hoy 15 de septiembre, se conmemora el Día Internacional de la Democracia, ése estado pleno del ser humano cuando es reconocido, con dignidad, y bajo las mismas libertades de que habla nuestra Carta Magna.
Si bien, la libertad de expresión es un derecho humano fundamental, consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, sin embargo, en todo el mundo hay gobiernos e individuos con poder, que encuentran muchas formas de obstaculizarla.
Por su parte el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dice: «Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión».
En éste sentido la Constitución Política Colombiana, con respecto a los derechos de los pueblos originarios reconoce en su artículo 330.5, ratifica que “los territorios indígenas estarán gobernados por consejos conformados y reglamentados según los usos y costumbres de sus comunidades y ejercerán las siguientes funciones: Velar por la preservación de los recursos naturales. La explotación de los recursos naturales en los territorios indígenas se hará sin desmedro de la integridad cultural, social y económica de las comunidades indígenas. En las decisiones que se adopten respecto de dicha explotación, el Gobierno propiciará la participación de los representantes de las respectivas comunidades.”
Por lo que la libertad de pensamiento, de creencia, de expresión y de circulación, se enmarcan no es solo como un ideal moral, sino también como un principio político y jurídico con cabida para “Todes”, en lenguaje incluyente.
Así las cosas, la democracia se teje, se armoniza, y se robustece gracias a la concesión de derechos políticos que permiten la participación en la creación conjunta de las leyes e instituciones, gracias a elecciones libres, a los mecanismos de control de los poderes, a una prensa libre, autónoma y propia, y gracias al ejercicio insistente de nuestras autoridades, a través de ejercicios continuos, activos y participativos de nuestros pueblos indígenas desde diferentes lugares y espacios, tales como la Comisión Nacional Ambiental Indígena, CNAI, la Mesa Permanente de Concertación, MPC, Cumbres Ideológicas y Políticas de los Pueblos Indígenas, Ruedas de Prensa, entre otros espacios desde los que confluyen las cinco Organizaciones Nacionales de Pueblos Indígenas, a través de diversos espacios autónomos con el Gobierno, a partir de diferentes mesas técnicas y propuestas abiertas de participación, desde donde nuestras organizaciones tienen incidencia y representación, y especialmente en éste momento de gran congruencia, a partir de la construcción del Nuevo Plan Nacional de Desarrollo del Presidente Gustavo Petro Urrego.
Por lo que vale la pena exigir que se cumpla el derecho al consentimiento y la consulta previa libre e informada como plantea al Convenio 169 de la OIT, la Constitución nacional y reafirman las sentencias de la Corte Constitucional en la materia, pues las consultas populares mostraron ser un mecanismo de participación ciudadana capaz de poner la voluntad de las comunidades de preservar el agua, el territorio y la vida por encima de intereses privados.
Sin embargo, diferentes movimientos ciudadanos han mostrado su legitimidad, así como la firme decisión de organizaciones y comunidades de ejercer su derecho a la participación, y por ello estamos dispuestos a utilizar todo lo aprendido para generar
mejores y más eficientes mecanismos de participación que nos permitan defender nuestros territorios desde lo diferentes enfoques.
Así las cosas, la lucha en contra de la intolerancia solo puede ser democrática, es decir, “en el marco de la legalidad del Estado de derecho, rechazando el uso de la violencia, defendiendo los valores democráticos de igualdad, tolerancia y los universales derechos humano”, tal como lo ratifica en su Informe Naciones Unidas.
Desde Autoridades Tradicionales Indígenas de Colombia Gobierno Mayor, continuamos los esfuerzos pese a los continuos ataques y atropellos, en contra de nuestros pueblos milenarios, a través del proceso de emergencia notable, y de visibilización permanente a través de medios propios y alternativos, que tejan un verdadero diálogo con todos los sectores políticos y sociales en búsqueda de consensos en torno a la paz y al fortalecimiento de la democracia y que den cuenta de nuestra labor diaria, de cara a la participación política de nuestros pueblos, pese a múltiples dificultades que existen desde los territorios.
