Cali, Valle del Cauca – 23 de julio de 2025.
Con la fuerza del legado ancestral y la palabra viva de los territorios, las Autoridades Tradicionales Indígenas de Colombia – Gobierno Mayor participaron con dignidad y sabiduría en la I Cumbre de Parterías Tradicionales, realizada los días 22 y 23 de julio en la ciudad de Cali. Este evento internacional convocó a más de 300 parteras, organizaciones comunitarias, instituciones de salud y representantes de organismos intergubernamentales, con el propósito de visibilizar y fortalecer la partería tradicional como eje de los sistemas de salud comunitarios y de la soberanía cultural de los pueblos.
En este escenario de diálogo intercultural, las mujeres sabedoras indígenas del Gobierno Mayor no solo compartieron sus prácticas ancestrales en torno al nacimiento, la sanación y el acompañamiento espiritual, sino que defendieron con firmeza la vigencia de la ciencia indígena, sus principios de complementariedad y su papel en la construcción de modelos de salud propios e interculturales.
La medicina indígena —transmitida de generación en generación por las abuelas, parteras y mujeres guardianas del territorio— no es un conjunto de prácticas aisladas, sino un sistema de conocimiento integral que vincula el cuerpo, el espíritu, la comunidad y la naturaleza en una visión holística del cuidado. Esta ciencia, que parte de la observación, la experiencia comunitaria y la conexión espiritual con los ciclos de la vida, constituye una base sólida para el cuidado materno-infantil, la prevención de enfermedades, la armonización emocional y el restablecimiento del equilibrio en los cuerpos y en los territorios.
Durante las mesas de trabajo, las mujeres indígenas del Gobierno Mayor resaltaron cómo la medicina tradicional no se puede fragmentar ni reducir a insumos o técnicas. Su valor reside en su dimensión espiritual, cultural y territorial, profundamente interrelacionada con los sistemas de vida de los pueblos originarios. Por ello, defendieron el respeto y la autonomía de sus prácticas frente a cualquier intento de apropiación, folclorización o desconexión de sus contextos sagrados.
Asimismo, insistieron en que el reconocimiento de la partería tradicional como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (UNESCO, 2023) debe ser acompañado de acciones concretas de protección, transmisión y garantía de ejercicio, con el liderazgo de las propias comunidades. Alertaron sobre los riesgos de que los conocimientos sean extraídos de sus contextos sin la debida consulta ni la participación de sus guardianas, lo que atenta contra la integridad del saber y la autodeterminación de los pueblos.
Las sabedoras del Gobierno Mayor también reiteraron la importancia del Sistema Indígena de Salud Propio e Intercultural (SISPI) como espacio legítimo de organización y defensa del derecho a la salud desde la cosmovisión indígena. Señalaron que la ciencia indígena no se opone al diálogo con otros saberes, pero exige respeto, igualdad de condiciones y reconocimiento de la mujer indígena como autoridad en salud comunitaria, desde su lugar de partera, sanadora, yerbatera, consejera y guía espiritual.
En este sentido, su participación en la cumbre reafirma que el rol de las mujeres indígenas en la medicina va más allá de la atención al parto: ellas son guardianas del equilibrio comunitario, articuladoras del conocimiento ancestral y defensoras del derecho a nacer con dignidad, en conexión con la tierra, los ciclos naturales y los principios espirituales de cada pueblo.
Las Autoridades Tradicionales Indígenas de Colombia – Gobierno Mayor celebran este espacio como una apuesta por el diálogo entre culturas, pero sobre todo como un acto de afirmación política y espiritual de los pueblos que continúan caminando la palabra de sus mayores. En este horizonte, el llamado de las mujeres sabedoras es claro: la medicina ancestral es viva, es vigente y es ciencia; no debe ser marginalizada, sino integrada de manera justa y respetuosa en las políticas de salud pública.
Finalmente, el Gobierno Mayor reafirma su compromiso de seguir impulsando estos espacios de incidencia nacional e internacional, de cara a la consolidación de sistemas de salud propios, interculturales y comunitarios, en donde la sabiduría de las mujeres indígenas sea columna vertebral en la sanación de los pueblos y la defensa de la vida.